La Fauna en la Argentina
Daños por Forestación
Lo que sí hay que considerar es que el mencionado daño ecológico producido por las eventuales forestaciones ya no serán atribuibles a las papeleras, sino a las iniciativas privadas, a la voluntad de los terratenientes locales y a una política nacional que busca el desarrollo del sector maderero mediante una ley que entrega subsidios para financiar plantaciones de pino y eucaliptos.
Las papeleras generan la demanda, pero lo demás son resortes que se manejan de nuestro "lado del charco", así que seremos los argentinos quienes decidiremos si esto ocurre o no. No es conveniente siempre estar buscando culpas externas para los problemas ambientales, por que en la mayoría de los casos los daños los causamos nosotros mismos.
La sociedad tendría que decidir cual será el uso de la tierra a una escala regional, pero, como habitualmente pasa, nuestro vasto territorio torna difícil ejercer una política y un efectivo control. Y así es que sin una política efectiva, el destino queda en manos de innuestra Constitución. Y por último, estos cortes también impactan en la vida de los humanos, de una manera u otra, a veces insospechada.
Si no están los Bosques...
Al no estar más esos bosquecitos de espinillo y algarrobo (bajos y pinchudos, pero bosques al fin), las aguas de una fuerte lluvia tienen "vía libre" para bajar rápidamente a los arroyos y a los ríos, y así causar una catástrofe nunca vista. Al no estar el bosque que brindaba su "efecto esponja" a la comarca, las aguas recorren en horas lo que antes tardaba semanas o meses. Claro que fue una crecida nunca vista - por que antes siempre hubo bosque que la evitaba, y ahora esa defensa natural no está más. Si es que se le puede asignar a los gobiernos alguna culpa, es en promover actividades que cambian el USO DE LA TIERRA sin medir las consecuencias - sino solamente si éstas generan mayores ingresos para el municipo. Así es que se ofrecen estímulos y créditos para que todos se sumen al gran proyecto. Es más: las tierras que son mantenidas por sus dueños en estado silvestre (denominadas "sin mejoras") para preservar la fisonomía original, muchas veces pagan un impuesto castigo.
Y los bosques que se vienen...El otro caso es el de las forestaciones. O aforestaciones. Veamos: si plantar un árbol es visto como un acto positivo a favor de la naturaleza, entonces implantar un bosque entero debería ser considerado como el gesto ecológico supremo. Sin embargo generalmente es todo lo contrario: constituye una catástrofe ecológica. Es que las especies de arboles implantadas para crear el bosque son (en casi todos los casos) exóticas, vale decir, no nativas. Pinos y eucaliptos son los preferidos, por su rápido crecimiento y por que secan los pantanos. Además, las superficies implantadas son enormes, inmensas. . A estos bosques implantados se los llama "desiertos verdes" por que allí nada más crece: ni arbusto, ni liana ni helecho - nada que no sea el pino dispuesto en prolijísimas líneas, todos de idéntica forma, edad y genética. Y en esa uniformidad no entra ni pájaro ni reptil. Pasa de ser una tierra rebasante de vida a un desierto verde. ¡Esterilizado de toda otra forma de vida!
Las plantas de pasta de papel - tanto las proyectadas en Uruguay como las existentes en Misiones - entonces, pueden conducir a un cambio de fisonomía de importantes extensiones en las provincias de la mesopotamia (Entre Ríos, Corrientes y Misiones), sean contaminantes o no, usen la tecnología que usen. Este es, en definitiva, el serio daño que pueden causar al medioambiente.